Reconoce la importancia de la luz en la iconografía de la arquitectura románica.
Los vanos, aunque deseados por el simbolismo de la luz, fueron practicados de manera más escasa que en el gótico, ya que los muros románicos eran muy gruesos y no se podían realizar.
El interior de los templos románicos se envuelven en una tamizada luz que invita al recogimiento. También esta luz difusa daba vida y "magia" a la policromía de las pinturas murales que cubrían sus muros.
La luz tenía un simbolismo religioso, representando a Dios. Esta también facilitaba la lectura de los sermones.
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